Testimonios

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Todas las personas que participan de las clases de yoga de la Fundación Salut Plus se benefician de sus efectos, independientemente del grado de afectación de su enfermedad.

 

Comentarios como, “aunque empieces la clase con un tono bajo, sintiéndote mal, sales distinto, más animado, con fuerzas para tirar adelante, notas como tu cuerpo y tu mente se han transformado”, son comunes.

 

El yoga les aporta una sensación de control sobre su propia vida (hacen algo por sí mismas que les ayuda a estar mejor), aumentando la autoestima, la autoconfianza y mejorando el concepto que tienen de sí. Observo que el yoga también facilita la expresión de las emociones. Por otro lado, las clases ofrecen un soporte social que muchos, debido a la enfermedad, han ido perdiendo. A nivel psicológico facilita una mejor aceptación del diagnóstico, así como de las consecuencias y limitaciones de la enfermedad. Además, considero que la práctica de yoga refuerza las conductas de afrontamiento que serán vitales en el proceso de cada uno, disminuyendo el estrés psicosocial y mejorando la adaptación a su día a día”.

Claudia Massé

Directora de la Fundación Salut Plus

(Fundación para la atención psicosocial de la persona con enfermedad crónica)

Era bastante escéptica con el yoga, pero he descubierto que es una experiencia que transforma. Después de la clase me cambia incluso la manera de pensar, de ver el mundo… y los efectos me duran 3-4 días”.

Amina

No lloro de tristeza, lloro de libertad.”

(Primera clase de una paciente un mes después de una mastectomía)

Caroline

Nunca me he sentido tan bien en ningún sitio como durante las sesiones”.

Yolanda

El yoga está siendo una de las grandes ayudas de mi cáncer de páncreas (que no solo afecta al órgano sino a todo el cuerpo, la mente y el interior espiritual).  Durante la quimio siempre hacía yoga antes de ir a la sesión. Mi cuerpo se relajaba, mi mente se tranquilizaba y esto permita que la quimioterapia entrara en mi cuerpo más suavemente. Con este método conseguí que los efectos secundarios disminuyeran drásticamente. Durante la radio, el yoga me ayudó a estar más vital, más fuerte y el cansancio se redujo también. Después me operaron y me he quedado sin 5 órganos (entre ellos el páncreas) y el yoga sigue ayudándome. Me ayuda a adquirir la fuerza muscular que necesito, me ayuda a concentrarme, a respirar, con el dolor… pero sobre todo me ayuda a recordar que soy una persona amante de la vida, de las personas importantes, y que me quiero mucho. Hoy no podría vivir sin yoga”.

Rosa

El Yoga era un mundo desconocido para mí, soy bastante escéptica con estos temas, pero he descubierto que es diferente. Me ha enseñado muchas cosas que aplico en mi día a día”.

Dolors

Creo que mucha gente desconoce cómo el yoga ayuda. Me está yendo muy bien, había hecho clases antes, pero no como las de aquí, son muy completas y me ayudan a relajarme mucho”.

Concha

¡Me ha ido perfecto! Salgo como nueva, superrelajada”.

(Persona con metástasis que inició la clase con muy poca movilidad y niveles altos de ansiedad)

Lola

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Cuando me diagnosticaron cáncer de mama llevaba mucho tiempo desconectada de mi misma… Fue entonces cuando empecé a hacer yoga. Había practicado antes y sabía que era justo lo que necesitaba. Fue como volver a casa. Sentí como  mi memoria celular despertaba lentamente y volvía a ser consciente de cada parte de mi cuerpo… desde entonces sé que nunca más me volveré a sentir sola”.

Maria Rosa

Tengo polimialgia. Llegué a la clase de yoga con bastante dolor en las rodillas, sobre todo en una, que tengo inflamada. Durante la sesión me fue disminuyendo hasta que me olvidé. Al finalizar el dolor me había desaparecido por completo”.

Yolanda

Hace 5 meses me diagnosticaron cáncer de pulmón, hace 2 meses que me han operado. Respiro con dificultad y hoy, al finalizar mi primera clase de yoga, he sentido que podía respirar con más facilidad”.

Jacint

Desde que tengo la enfermedad es la primera vez que he podido inhalar profundamente sin toser, antes me era imposible”.

(Persona diagnosticada con esclerodémia con fibrosis pulmonar después de su primera sesión)

Gemma

He venido en silla de ruedas y al acabar la clase he podido andar sola, con la leve ayuda de la muleta”.

(Persona con metástasis y varios tumores cerebrales que en las últimas semanas había perdido mucha movilidad en el lado izquierdo del cuerpo y debía utilizar una silla de ruedas para desplazarse. La práctica de yoga facilitó la liberación del miedo y tensiones acumulados permitiendo al cuerpo optimizar sus funciones y recuperar parte de su fuerza y movilidad)

Esther

Me operaron de cáncer de boca hace cinco meses y, debido a problemas funcionales que me causaban mucho dolor, tuvieron que volverme a operar hace un mes. Tengo siempre incomodidad, tensión y dolor en esta zona. Hoy, después de la sesión, estas sensaciones se han anulado completamente. Me sucede normalmente cuando me duermo, pero hoy lo he podido hacer de forma consciente. Esto ha hecho que me pueda sentir igual que antes de la operación y haya podido experimentar que yo no soy el cáncer, sino mucho más «.

(Testimonio de una practicante de yoga habitual que refleja cómo la práctica regular genera efectos acumulativos)

Esperanza

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Por la noche, si me levanto con mucha angustia en el pecho, hago las respiraciones de Yoga y me puedo relajar y volver a dormir. Desde que empecé las clases estoy mucho mejor, mucho más tranquila y me encuentro más bien conmigo misma. Soy más feliz”.

Maria Lluïsa

Lloro al sentir esta reconexión conmigo misma, había olvidado que existía esta armonía dentro de mí”.

(Persona que en el último año había sido operada de una mastectomía y de un aneurisma cerebral)

Helena

La diagnosis repentina de un cáncer en fase IV con metástasis en el cerebro me sumieron en un estado de gran estrés y sufrimiento. Desde el primer día empecé a practicar yoga tres veces por semana y aprendí a disolverlo y acceder a una profunda paz. Un año después de la diagnosis esta disciplina se ha convertido en un nuevo hábito a través del cual puedo tomar control de mi bienestar”.

Enrique

El tratamiento de la leucemia me causaba mucho dolor en las articulaciones que, gracias a la práctica de yoga, he podido aliviar muchísimo”.

Mariona

Me operaron de cáncer de estómago en pleno confinamiento. Los tratamientos (desde entonces no tengo estómago) y la soledad en la que vivo a causa la pandemia me han provocado un sufrimiento y una rabia que no me he permitido expresar hasta ahora. Me daba miedo sentirlo y por esto los reprimía. Durante la primera sesión de yoga, que realicé a los seis meses de la operación, estos bloqueos se empezaron a movilizar. Al día siguiente lloré por primera vez en mucho tiempo… En la segunda sesión pude sentir cómo mi respiración fluía, algo que no experimentaba desde antes del diagnóstico. El yoga me ha dado herramientas para liberar tanto sufrimiento y, junto a la terapia psicológica, me está ayudando a encontrarme mucho mejor”.

Montserrat

He llegado a la sesión con mucha angustia y estrés. Soy asmática, la semana pasada fui ingresada por una crisis de ansiedad, además tengo una irritación nasal crónica debido a fuertes alergias que me impide respirar por la nariz. Actualmente, estoy en tratamiento de un cáncer de mama por el que he recibido quimio y radio. Salgo de la sesión respirando mucho mejor, incluso en algunos momentos me ha dado la sensación de que podía hacerlo por la nariz. Me siento mucho más relajada y me han bajado mucho la angustia y el estrés”.

Joana

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Siempre he sido una persona extremadamente exigente conmigo misma y muy nerviosa. A raíz del cáncer y tres hernias discales mi tono físico y mental bajaron mucho y ya no podía satisfacer este alto nivel de demanda. A la vez tengo dolor permanente en las lumbares y problemas para dormir. Todo esto me ha llevado a una depresión. En este sentido el yoga me ha ayudado muchísimo. He aprendido a relajarme por primera vez en mi vida, puedo aliviar mi dolor (a veces al acabar la sesión ni me acuerdo de él) y me ayuda a dormir mejor. Todo, fundamentalmente, gracias a las técnicas de respiración (sobre todo los vaciados pulmonares, que me ayudan mucho a liberar la ansiedad). Siento que practicar yoga reduce también mi depresión. En general me siento mejor”.

 

Josefina

Tengo metástasis y he doblado la esperanza del diagnóstico inicial, pero vivo con un nerviosismo continuo. La psicooncóloga me dijo que intentara estar cada día 10 minutos en reposo, pero no podía. Empecé yoga pensando que me sería imposible aguantar la hora y cuarto de clase… y no solo me pasa volando sino que ¡consigo relajarme! Cosa antes imposible”.

Fina

Hoy, después de mi primera sesión de yoga, he tenido la visión clarísima de que deseo y merezco paz. He comprendido que las personas con las que tengo conflictos también tienen sus razones y he decidido que voy a poner todo de mi parte para resolverlos”.

Ana

Esencialmente, el yoga me ha ayudado en cuanto a evolución personal y espiritual. He sentido literalmente que crecía y me abría. Ha sido como una limpieza interior que me ha removido emocionalmente, me ha liberado de rencores y ha facilitado la aceptación. Ahora me siento mucho más conectada conmigo misma, más plena y agradecida, antes no lo era tanto. A nivel más físico siento me ha ayudado ha aumentar mucho mi capacidad pulmonar y, a nivel mental, mi concentración”.

Eva

Debido al cáncer y al tratamiento me dolían mucho las piernas y, en general, no me sentía nada bien. Mi hija me convenció para ir a clases de yoga. Al principio me acompañaba y hacía la clase conmigo ¡Recuerdo que no me podía ni sentar en la esterilla! Con el tiempo empecé a sentirme mejor, más ágil, a perder peso, mi dolor empezó a disminuir…  Poco a poco he ido desarrollando el hábito de practicar cada día en casa. Ahora, cuando mi marido se pone a ver la TV, me voy a la habitación del lado y hago yoga, las técnicas de respiración, etc. Para mí es un antes y un después”.

Natalia

He hecho Yoga todos los días desde el inicio del tratamiento, que ha incluido una doble mastectomía, una histerectomía, quimioterapia, etc. El yoga ha sido una parte fundamental en la recuperación de mi equilibrio y bienestar. Me ha ayudado a relajarme (me era imposible), a perder el miedo a la separación, a armonizar mi cuerpo, fortalecerlo y estabilizar y serenar la mente”.

Anika

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Hace 3 años me diagnosticaron un cáncer de tiroides. En aquella época me encontraba muy mal, con muchos altos y bajos, tenía permanentes dolencias físicas que me llevaban continuamente a rehabilitación, una visión muy negativa de la vida y gran tristeza. Costó mucho ajustarme la medicación. Incluso perdí la voz durante 3 semanas.

 

Empecé a hacer Yoga y aprendí a relajarme como nunca antes lo había hecho. Sentí que todo mi pecho, tórax… se empezaba a liberar. Tengo 41 años y he pasado por situaciones muy difíciles en mi vida. Situaciones que he ido bloqueando para evitar sufrir, cerrando con ello mi corazón. El Yoga empezó a liberar todos estos nudos y lo hizo de una forma suave y cálida. Al relajar y liberar toda esta parte de mi cuerpo, empecé a dejar de sentir las dolencias físicas habituales (incluso una capsulitis que me habían diagnosticado como crónica, etc.), empecé a sentirme más alegre, con una visión mucho más positiva de la vida. Desarrollé otra actitud. El cambio fue tan importante que actualmente estoy cursando la formación de profesora de Yoga. Quiero hacer llegar a los demás la oportunidad de vivir experiencias similares”.

Sonia

Tengo 25 años y hace 3 meses me diagnosticaron metástasis. Mi mundo se ha venido abajo. Vivo con mucha angustia, además, debido a la situación y a los efectos secundarios de los tratamientos, siento dolor en todo el cuerpo. No había hecho yoga nunca, hoy ha sido mi primera sesión y me ha impresionado poder hallar paz y descanso.

Bea