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El yoga está siendo una de las grandes ayudas de mi cáncer de páncreas (que no solo afecta al órgano sino a todo el cuerpo, la mente y el interior espiritual). Durante la quimio siempre hacía yoga antes de ir a la sesión. Mi cuerpo se relajaba, mi mente se tranquilizaba y esto permita que la quimioterapia entrara en mi cuerpo más suavemente. Con este método conseguí que los efectos secundarios disminuyeran drásticamente. Durante la radio, el yoga me ayudó a estar más vital, más fuerte y el cansancio se redujo también. Después me operaron y me he quedado sin 5 órganos (entre ellos el páncreas) y el yoga sigue ayudándome. Me ayuda a adquirir la fuerza muscular que necesito, me ayuda a concentrarme, a respirar, con el dolor… pero sobre todo me ayuda a recordar que soy una persona amante de la vida, de las personas importantes, y que me quiero mucho. Hoy no podría vivir sin yoga”.